La fibra de carbono en la fabricación de baterías podría cambiar el mundo de los coches eléctricos

La fibra de carbono en la fabricación de baterías podría cambiar el mundo de los coches eléctricos

Investigaciones recientes señalan un cambio radical en la manera de concebir las baterías de los coches eléctricos, de una manera que cambiará el mundo de la automoción, al integrarlas directamente en la estructura de los propios coches, lo que vendría a cambiar el concepto que conocíamos hasta ahora.

 

Un equipo de investigadores de Korea Advanced Institute of Science and Technology (KAIST) está trabajando en un novedoso sistema de baterías estructurales que no solo ofrecen almacenamiento de energía, sino que además puedenla actuar como parte esencial de la estructura de edificios, drones, robots o coches eléctricos.

La clave de esta innovación radica en la utilización de fibra de carbono como elemento principal, de manera que en lugar de concebir la batería como un bloque independiente que se aloja en el interior del vehículo, la idea es hacer que las fibras de carbono funcionen como ánodo y cátodo, en contacto directo con un electrolito sólido ultrafino, que ejerce a la vez de conductor y de material estructural.

De este modo, el chasis del coche se convierten en un auténtico contenedor de energía, lo que podría resultar un avance fundamental en la reducción del peso de los vehículos, al tiempo que podria disminuir el consumo de los materiales y los costes de producción.

Por un lado, la reducción de peso es un factor que ayuda a mejorar cuestiones como la aceleración, pero además, cualquier impulso que ayude a abaratar los coches eléctricos siempre es bienvenido.

De esta manera, las ventajas de estas baterías estructurales no se limitan a la integración y el ahorro de espacio; sino que además, al utilizar electrolitos sólidos en lugar de líquidos inflamables, se incrementa la seguridad y se reduce el riesgo de incendio, un aspecto que en la actualidad preocupa a fabricantes y a usuarios de los coches eléctricos.

Por otro lado, en lo que se refiere a cuestiones de futuro, puede ser un salto importante en la robótica, ya que ayudaría a endurecer su chasis y aligerar su peso.

Con todo, el problema parece estar en el momento de producir estas baterías a gran escala, motivo por el que los investigadores de KAIST están desarrollando procesos originales de fabricación, en los que la resina epoxi y el moldeo por compresión al vacío permiten combinar las propiedades mecánicas con el rendimiento electroquímico de la fibra de carbono.

Este paso podría ser la clave para lograr que la batería estructural sea lo suficientemente resistente y estable como para resistir vibraciones, impactos y condiciones variables en la conducción diaria.

Por otra parte, la posibilidad de incorporar la batería al techo del vehículo, podría mejorar la distribución del peso y reducir la complejidad interna del habitáculo; de la misma manera que aplicaciones similares en edificios podrían transformar paredes y tejados en auténticas fuentes de energía, un concepto que acercaría más a las ciudades a la autosuficiencia energética.

Al final, según recalcan los expertos de KAIST, esta línea de investigación podría convertirse en un auténtico salto hacia un futuro en el que la estructura del vehículo se fusione con el almacenamiento de energía.

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