La Unión Europea acaba de hacer pública hace unos días su nueva normativa para el sector de la automoción, en la que ha flexibilizado su postura respecto a los coches de combustión, eliminando la prohibición de la venta de estos vehñículos en 2035. Sin embargo, esto no significa que no siga apostando por el coche eléctrico, ya que entre las medidas presentadas, destaca una apuesta clara por impulsar el desarrollo de modelos limpios con un coste más asequible.
Parece que en la Unión Europea han llegado a la conclusion de que numerosos hogares de clase media que residen en el continente no se pueden permitir el acceso a un coche de cero emisiones, una afirmacion en la que se basan los rumores que apuntan a que se está barajando desarrollar una normativa específica para facilitar la fabricacion y venta de modelos parecidos a los kei-car japoneses, y que permitiría que coches eléctricos de corte urbano pudieran tener menos exigencias en asuntos como la seguridad, con el objetivo de abaratar costes y conseguir que una mayor parte de la población pueda dar el salto a las cero emisiones.
En el texto se contempla que, debido a las exigencias de la normativa, incluida la obligación de incorporar múltiples ADAS, estaría provocando que los vehículos sean cada vez más caros, consumándose una tendencia generalizada de incremento de los precios en toda la UE, que estaría alejando progresivamente el acceso a la propiedad de un vehículo privada a las clases medias.
La realidad es que para el ciudadano de a pie cada vez es más complicado tener un vehículo propio, y mucho más si se habla de coches eléctricos, teniendo en cuenta que el precio de vehiculos de este tipo que sirvan como coche único del hogar, empieza en alrededor de 25.000 euros antes de las posibles ayudas estatales.
Por este motivo, el texto publicado recoge esta iniciativa que básicamente consiste en promover por todos los medios posibles un coche eléctrico pequeño y asequible, a lo que seguiría la incorporacion de este concepto en la legislación "sobre vehículos de motor que pueda utilizarse para medidas específicas en la normativa de la UE y por los Estados miembros”.
Con esta medida, los expertos consideran que se aportaría simplificación para las empresas, reforzando la viabilidad económica de los fabricantes de pequeños vehículos eléctricos asequibles de forma rentable en Europa y, finalmente, reduciendo el precio para los consumidores.
Para el usuario medio, esto podría significar que llegue una nueva hornada de coches eléctricos con un precio más comedido, aunque en cualquier caso deberán cumplir determinadas características que, con toda seguridad, implicarán limitaciones de tamaño o potencia.
Dicho de otro modo, estaríamos habalndo de algo así como crear una nueva categoría para lo que vendría a ser el kei-car eléctrico europeo, pensada para descarbonizar el transporte en el centro de las ciudades.
Aunque ya llevaba tiempo barajándose esta opción, el escollo ha venido siendo que, con toda la tecnología que se exige en la actualidad para los coches nuevos, es muy complicado rebajar de manera notable los precios, algo que ha provocado que en los últimos años, los coches baratos prácticamente hayan desaparecido de nuestras calles, y que nos hallamos acostumbrado a calificar como tal a modelos que cuestan casi 15.000 euros.
