El panorama del coche eléctrico en Barcelona está experimentando cambios significativos, marcados por decisiones municipales que afectan directamente a los conductores, que contrastan poderosamente con ambiciosos planes de inversión destinados a revitalizar la economía catalana.
De esta manera, a partir del 1 de febrero de 2025, los vehículos con etiqueta cero emisiones de la Dirección General de Tráfico (DGT) ya no disfrutan en Barcelona de estacionamiento gratuito en las zonas reguladas de la ciudad, ya que según las nuevas ordenanzas fiscales, estos vehículos deberán abonar el 50 % del coste en las zonas verdes y azules.
Esto se traduce en tarifas que oscilarán entre 1,15 y 1,25 euros por hora en la zona azul, y entre 1,40 y 1,50 euros por hora en la zona verde, dependiendo del barrio. Se trata, según el consistorio de la ciudad condal de una medida que busca reducir la congestión y la contaminación en la ciudad, priorizando el estacionamiento para residentes y desincentivando el uso excesivo del vehículo privado, incluso si es eléctrico.
En paralelo, el presidente de la Generalidad de Cataluña, Salvador Illa, ha anunciado un ambicioso plan de inversión de 18.500 millones de euros hasta 2030, con el objetivo de recuperar el liderazgo económico de esta Comunidad Autonoma.
Se trata de un plan que contempla inversiones en infraestructuras, innovación y sostenibilidad, áreas clave para impulsar sectores estratégicos como el de la automoción eléctrica.
De esta manera, mientras que la región apuesta por la movilidad sostenible y la transición hacia el coche eléctrico situándose a la vanguardia de la industria automotriz europea; su capital prefiere desincentivar el uso privado de los vehiculos, aunque estos sean eléctricos, toda una contradicion, tratándose de dos instituciones, Gobierno regional y Ayuntamiento de su capital, gobernadas por el mismo partido político.
Así las cosas, estas decisiones reflejan una estrategia dual y extraña por parte de las autoridades catalanas: por un lado, gestionar de manera más eficiente el espacio urbano y, por otro, fomentar la innovación y la sostenibilidad en el sector automotriz.
De este modo, aunque la eliminación de beneficios como el estacionamiento gratuito es un desincentivo claro para los conductores de coches eléctricos, desde el consistorio barcelonés lo enmarcan en una visión más amplia de movilidad sostenible y desarrollo económico a largo plazo... aver si se aclaran.