Donald Trump arremetió contra los coches eléctricos durante la última la convención republicana, en la que anunció que si gana las Elecciones pondrá fin al Mandato de Vehículos Eléctricos el primer día, "salvando así a la industria automovilística estadounidense de la destrucción total y ahorrando a los clientes miles de dólares por coche».
De esta manera, el candidato republicano afirmó que eliminaría las normas que prohibirán gradualmente los vehículos de gasolina, diésel e híbridos, al tiempo que calificaba las subvenciones a los coches eléctricos de «increíble despilfarro».
Las ayudas federales incluidas en la Ley de Reducción de la Inflación del presidente Biden, que otorgan hasta 7.500 dólares por coche eléctrico de deducción en el IRPF a finales de año, han sido duramente criticadas por Trump y el bando republicano, y es que más allá de las críticas habituales defendidendo que el estado no debería gastar fondos en ayudas, consideran que estas benefician indirectamente a China.
Según el candidato republicano, al comprar coches eléctricos con baterías de fabricación china, los beneficios de las ventas, aunque sean obtenidos por marcas estadounidenses, terminan indirectamente en manos chinas.
Sin embargo, esas ayudas están sujetas a una serie de condicionantes para evitar favorecer a potencias extranjeras enfrentadas con EEUU, como China; y según esta ley, para poder optar a los beneficios fiscales que ofrece, los vehículos eléctricos fabricados en EEUU “no podrán tener ningún componente de la batería fabricado o ensamblado por entidades extranjeras de interés”, en clara alusión a China, Rusia, Irán o Corea del Norte.
Además, para 2025, esas baterías también deberán excluir de la ecuación los minerales críticos extraídos, procesados o reciclados en esos mismos países.
Pero de la teoría a la práctica hay un trecho, y la realidad es que China sigue controlando la cadena de suministros de materias primas y es el primer fabricante mundial de baterías para coches eléctricos. Es decir, la norma del ejecutivo de Joe Biden no es aplicable en su totalidad y, en todo caso, muchos coches se quedarán fuera de las ayudas.
Por otra parte, Trump también ha criticado la «nueva estafa verde» de la administración Biden, en referencia a las nuevas normas de la EPA de reducción de emisiones de CO2 de los coches nuevos. Esto podría indicar que Trump desmantelará la normativa más reciente de la EPA en caso de ser reelegido.
Esta normativa permite a los fabricantes de automóviles cumplir los nuevos criterios de emisiones de la forma que consideren oportuna, incluyendo una combinación de motores de gasolina más eficientes, híbridos, una mayor cuota de coches eléctricos e incluso vehículos de hidrógeno.
Y aunque el presidente Biden ha expresado su apoyo a que el 50 % de las ventas de vehículos nuevos sean eléctricos para 2030, actualmente no existe ningún mandato federal sobre vehículos eléctricos.