Los expertos minimizan el impacto de la radiación electromagnética en la conducción de los coches eléctricos

Los expertos minimizan el impacto de la radiación electromagnética en la conducción de los coches eléctricos

En los últimos años, la popularidad de los coches eléctricos ha crecido de manera exponencial, y esta transición hacia la movilidad sostenible ha traído consigo nuevas preocupaciones relacionadas con la salud, entre ellas el llamado “electrosmog”, un término que se refiere a la contaminación ambiental producida por campos electromagnéticos generados por dispositivos eléctricos y electrónicos.

 

En el caso de los coches eléctricos, la fuente principal de estos campos electromagnéticos reside en el sistema de baterías, los motores eléctricos y la electrónica de potencia que gestiona la energía entre los distintos componentes del vehículo.

Diversos estudios científicos han analizado el nivel de exposición a campos electromagnéticos en los habitáculos de coches eléctricos, y los resultados indican que, aunque existen campos de baja frecuencia generados por las baterías y los motores, sus niveles suelen estar muy por debajo de los límites establecidos por organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) o la Comisión Internacional de Protección contra la Radiación No Ionizante (ICNIRP).

La radiación electromagnética en los coches eléctricos se mide principalmente en microteslas (μT), y los valores registrados durante la conducción habitual suelen oscilar entre 0,2 y 2 μT en el interior del habitáculo. Para ponerlo en perspectiva, la ICNIRP recomienda un límite de exposición de 100 μT para el público general, por lo que los valores detectados en estos vehículos están muy lejos de ser considerados como peligrosos.

No obstante, algunos expertos sugieren que sería prudente continuar investigando el efecto acumulativo de la exposición a campos electromagnéticos, especialmente en personas que pasan largas jornadas dentro de estos vehículos, tales como taxistas o conductores profesionales. En cualquier caso, por ahora, la evidencia científica no muestra ningún riesgo significativo para la salud asociado a la radiación en coches eléctricos, ni siquiera en estee tipo de profesionales.

Comparados con los vehículos de combustión interna, los coches eléctricos no presentan diferencias sustanciales en cuanto a la exposición a radiación electromagnética. De hecho, muchos dispositivos electrónicos presentes en cualquier coche moderno, tales como los sistemas de navegación, Bluetooth o WiFi, también generan campos electromagnéticos, y la suma total de estos puede ser comparable en ambos tipos de vehículos.

Así las cosas, la preocupación por el electrosmog en los coches eléctricos parece, hoy por hoy, más una cuestión de percepción que de realidad; mientras que los avances tecnológicos y los estrictos controles establecidos por los fabricantes, garantizan que la exposición a radiación electromagnética se mantenga dentro de parámetros seguros.

Eso sí, como ocurre con cualquier innovación, es recomendable seguir atentos a futuras investigaciones que puedan arrojar más luz sobre este fenómeno.

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