El mercado de los vehículos eléctricos está sufriendo una desaceleración de la demanda que ha obligado a muchos fabricantes a replantear sus estrategias de futuro y a pensar que necesitan fabricar coches eléctricos más baratos y accesibles con los que acelerar la transición hacia una movilidad más sostenible.
En los últimos tiempos, la industria del automóvil ha venido ofreciendo vehículos grandes y pesados, como los SUV, en detrimento de coches urbanos más pequeños. Pero las cosas están cambiando, y las marcas ya preparan sus ofertas en este mercado: Renault, con su recién presentado R5 y el futuro Twingo, Citroën con el ë-C3, Hyundai don el Casper, Skoda con el Elroq, o Wolksvawen con los VW ID.2 e ID.1…etc.
En este contexto, los denominados como Kei cars han demostrado tener un enorme potencial en el mercado japonés, motivo por el que se adivinan como una estupenda alternativa para el mercao europeo.
Para ello se necesitan profundos cambios en las regulaciones europeas, ya que en la actual categoría de turismo se debe cumplir con una longitud mínima de 3,5 metros... y es que por debajo de ese tamaño, nos encontramos con los cuadriciclos, los cuales cuentan con limitaciones respecto a sus hermanos mayores.
Así las cosas, los Kei cars, que ya son los grandes protagonistas del mercado automovilístico japonés, podrían contribuir a lograr una movilidad más eficiente y asequible y a retirar de las carreteras europeas a los vehículos más antiguos y que más contaminan.
Según los expertos, la apuesta por este tipo de vehículos traería consigo dos importantes aspectos, uno positivo y otro no tanto. Por una parte, los precios se verían reducidos notablemente, pero a cambio, los fabricantes y, por lo tanto, los clientes potenciales, tendrían que renunciar a apostar por autonomías más elevadas, con lo que la batalla por igualar las prestaciones de los vehículos de combustión se daría por perdida.
Ahora bien, una decisión de este calado debería ir acompañada por una mayor colaboración entre los fabricantes, ya que la creación de una nueva plataforma desde cero implica elevados costes, motivo por el que las sinergias entre las marcas para el desarrollo de una plataforma común sería vital para lograr precios más competitivos.