La localidad aragonesa de Figueruelas está a punto de cambiar de forma radical, ya que este municipio conocido por su calma y su histórica planta automovilística, se prepara para una transformación brutal..., y es que 2.200 trabajadores chinos están a punto de llegar para levantar la mayor fábrica de baterías eléctricas de Europa.
La noticia, confirmada por el propio alcalde de la localidad, ha generado tanto entusiasmo como desconcierto, ya que estamos hablando de multiplicar la población por tres en muy poco tiempo.
La empresa china CATL, especializada en tecnología de baterías de litio, se unede esta manera a Stellantis para convertir esta zona en un nodo clave de la movilidad eléctrica europea.
Pero no se trata sólo de una inversión millonaria, sino que constituye una revolución social de dimensiones aún impredecibles, ya que la llegada masiva de trabajadores a esta fábrica de baterías requiere una respuesta inmediata en infraestructuras básicas, empezando por el alojamiento en un lugar donde apenas se mueve el mercado inmobliiario.
Así las cosas, el plan municipal contempla instalar casas prefabricadas, al más puro estilo de los parques residenciales de otros países, una alternativa que pasa también por buscar apoyos en localidades vecinas, de manera que los municipios colindantes y el propio Gobierno de Aragón ya están trabajando con el Ayuntamiento para coordinar la logística.
Mientras tanto, Zaragoza capital se prepara para acoger a los técnicos más cualificados y a sus familias, donde se convertirá en muy complicado encontrar vivienda en un mercado ya saturado.
En Figueruelas hay un único bar y un colegio con poco más de cien alumnos, pero con la llegada de este contingente asiático de trabajadores, la realidad cotidiana del municipio va a cambiar a pasos agigantados, y la convivencia entre vecinos de toda la vida y los nuevos trabajadores promete convertirse en uno de los desafíos más delicados.
Desde el Gobierno central han activado un protocolo especial para facilitar el papeleo de estos nuevos residentes, un proceso inédito en Aragón coordinado directamente desde Madrid por una unidad especializada.
La llegada será escalonada, y todo el procedimiento estará regulado desde el país de origen, China, pero el debate sobre la integración ya ha empezado, de manera que sindicatos como UGT ya han exigido que se respeten todas las normativas laborales españolas.
Las autoridades, por su parte, aseguran que no habrá excepciones ni privilegios, lo que supone que este reto no sea sólo logístico, sino también humano, ya que habrá que integrar a miles de personas que, en principio, vienen a trabajar para montar una fábrica de baterías... pero que en un futuro, podrían quedarse.
Así las cosas, Aragón, que tiene un problema crónico de despoblación, podría ver en este fenómeno una oportunidad inesperada, aunque hay quien advierte que este tipo de despliegues suelen ser temporales.