Los patrones de conducción habituales, con constantes cambios de ritmo, podrían prolongar la vida útil de las baterías en más de 300.000 kms.

Los patrones de conducción habituales, con constantes cambios de ritmo, podrían prolongar la vida útil de las baterías en más de 300.000 kms.

Un reciente estudio de la Universidad de Stanford ha revelado que los patrones de conducción reales, que incluyen aceleraciones, frenadas y pausas, podrían prolongar la vida útil de las baterías de los vehículos eléctricos hasta en más de 300.000 km, frente a las estimaciones más conservadoras de laboratorio.

 

Este descubrimiento cambia el escenario para propietarios de coches eléctricos, fabricantes y gestores de flotas, ya que los costes de operación, la garantía y el valor de reventa adquieren otra dimensión.

A lo largo de estos años, una de las grandes preguntas de muchos conductores de coches eléctricos era: ¿cuándo necesitaré cambiar la batería? Hasta ahora, los plazos generalmente eran de 8 a 15 años, o entre 160.000 y 300.000 km aproximadamente.

Ahora, según esta investigación publicada por Stanford, la situación es más prometedora, de forma que asegura que en condiciones reales de uso, las baterías pueden llegar a extender su vida útil más allá de los 300.000 kms., sin que su capacidad se degrade de forma drástica.

Una de las claves del estudio es que los ciclos de uso reales:aceleraciones, frenadas, semáforos, pausas... etc., generan “microciclos” que favorecen que las celdas sufran menos estrés químico, lo que incluye menos formación de litio metálico y mejor gestión térmica, que los ensayos de laboratorio continuos, uniformes e intensivos.

En palabras de los investigadores, "la conducción normal puede favorecer la longevidad de la batería, lo que supone un cambio importante para el cálculo del coste total de propiedad (TCO) de los coches eléctricos". De esta manera, si la batería dura más, el valor residual del vehículo se mantiene mejor, la garantía ofrecida por el fabricante cubre una mayor parte de la vida útil real, y los conductores pueden tener más tranquilidad respecto a la inversión.

Por ejemplo, algunas marcas garantizan sus packs durante 8 años o 240.000 km; y si en la práctica la batería puede seguir mucho más allá, ese margen se volverá aún más sólido.

Ahora bien, aunque los datos son realmente positivos, esto no significa que la batería sea “indestructible”, ya que otros estudios confirman que siguen existiendo factores que aceleran la degradación de las baterías, como son las temperaturas extremas, el uso frecuente de carga rápida (DC), los altos niveles de carga permanente (muy cerca del 100 %), o falta de gestión térmica adecuada.

Por todos estos motivos, los investigadores llegan a la conclusión de que aunque el umbral de 300.000 kms. es más que probable para muchos modelos actuales, mantener buenas prácticas de uso sigue siendo clave para maximizar la vida útil.

Para los propietarios de coches eléctricos esto significa que el miedo al reemplazo de la batería, y su coste potencial, puede disminuir considerablemente. Además, para quienes estén pensando en un coche eléctrico de segunda mano, los datos sugieren que encontrar un vehículo con 150.000 o incluso 200.000 km no necesariamente implica que la batería esté en mal estado, siempre que haya estado bien cuidada.

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