Las grandes compañías multinacionales ya habían dado algunas señales de que cambiarán sus planes sobre fabricación de coches eléctricos ante la ralentización de la demanda, pero ahora son las firmas europeas las que estarían planteando este paso, aunque mucho más crítico, si cabe.
En los últimos días, dos de los grandes gigantes del sector han aborado abiertamente este asunto, alertando de un frenazo en la demanda que está afectando directamente a su estrategia corporativa. Se trata de Volkswagen y Mercedes, que han lanzado advertencias que, aunque son de naturaleza muy distinta, empiezan a avisar de la realidad de un sector atrapado en una guerra por un mercado que parece cada vez más pequeño.
La primera compañía en salir al paso ha sido Volkswagen, que ha anunciado que estudia detener de forma total y anticipada la producción de su modelo Audi Q8 e-tron, para lo que va a comenzar un diálogo con los sindicatos y el gobierno de Bélgica, pues la planta de Audi está en Bruselas, con el objetivo de analizar la reestructuración de la fábrica y "estudiar soluciones tanto para los empleados como para la planta".
Entre las opciones planteadas se incluye "el cese de las operaciones si no se encuentra ninguna alternativa". La firma no ha escondido los motivos detrás de esta decisión, que pasan porque "Audi está experimentando un descenso global de los pedidos de vehículos eléctricos de lujo y afecta a los modelos que salen de la línea de producción de esta planta".
Esta situación viene de una situación crítica en todas las marcas del grupo Volkswagen, particularmente en Europa, ya que según la actualización financiera publicada en abril, la venta de modelos eléctricos del grupo se desmoronó un 24 % el primer trimestre en Europa, una potente caída que se vio compensada con unas ventas que aumentaron el 90 % en China, lo que no impidió que el cómputo global de unidades vendidas cediese un 3 %, hasta las 136.400 unidades.
En este contexto, el futuro parece cargado de desafíos, ya que China vive una guerra de precios cruenta con cientos de firmas luchando por establecerse en el mercadoeuropeo.
Mientras tanto, Mercedes, el principal rival de Volkswagen en el territorio alemán, ha alertado de problemas similares, aunque sin tomar por el momento decisiones tan drásticas. De esta manera, la empresa ha anunciado que durante el segundo trimestre fiscal, la demanda de vehículos eléctricos ha caído de forma crítica, provocando una caída del 6 % en las ventas hasta los 600.000 coches, alertando de que justo los modelos eléctricos han tenido un descenso mucho más sensible de un 23 %.
En este sentido, desde la marca han explicado que "el crecimiento de los vehículos eléctricos se desaceleró en los mercados clave, mientras que la compañía se concentró en un crecimiento saludable en un entorno de mercado caracterizado por fuertes descuentos".
Esto sucede solo dos días después de que Porsche anunciase que reducirá de forma clara su producción de coches Taycan en su fábrica en Zufferhausen (Alemania) alegando que las perspectivas de ventas a nivel mundial han disminuido.
Así las cosas, las ventas de vehículos eléctricos cayeron un 16,4 % en Alemania durante los primeros seis meses de 2024, una reducción que habría activado la decisión; aunque la empresa ha anunciado que cambiará los turnos, pero no amenazaá los puestos de trabajo de la fábrica.
En esta marca, la situación vivida por el coche eléctrico incluso generó un enfrentamiento en la última junta de accionistas de la firma, en la que algunos acusaron al consejero delegado, Oliver Blume, de lastrar el valor de su empresa con esta apuesta, consiguiendo que la euforia de la salida a Bolsa se haya desvanecido.