Un estudio elaborado por S&P Global, asegura que los propietarios de coches de combustión tienden a conservarlos cada vez más tiempo, a diferencia de los que poseen un coche eléctrico, a pesar de su coste generalmente más elevado.
S&P Global, es una consultora especializada en análisis económicos que ha estudiado el tiempo que los propietarios de vehículos llevan con sus coches, y ha elaborado un estudio que revela grandes disparidades entre los coches con motor de combustión interna y los eléctricos, debido a una serie de factores identificables.
Realizado en Estados Unidos, el estudio revela que los conductores conservan sus vehículos durante más tiempo que nunca, una tendencia especialmente marcada en el caso de los modelos de combustión interna, que como media, conservan su vehiculo 12,5 años, una cifra que se eleva a 13,6 años en el caso de los turismos.
En el caso de España, la edad media del parque móvil es de 14,2 años, según los datos de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC), y continúa teniendo uno de los parques más envejecidos de Europa, superando la media de edad del continente de 12,3 años.
Son varios los factores que explican la mayor vida útil de los coches gasolina y diésel; y uno de los que destaca es la fiabilidad percibida de estos modelos para los viajes largos, motivo por el que muchos hogares conservan al menos un coche de combustión, aunque se conduzca con menos frecuencia, para asegurarse una autonomía sin restricciones, sobre todo en trayectos largos.
En cambio, los coches eléctricos se renuevan en general más rápidamente, hasta el punto de que S&P Global calcula que se renuevan cada 3,6 años, una renovación frecuente que se explica por su mayor coste de adquisición, que atrae a clientes con mayor poder adquisitivo dispuestos a cambiar de modelo con regularidad y que optan sobre todo por las modalidades de leasing o renting con una duración media de los contratos de cuatro años.
En 2024, casi el 80 % de los coches eléctricos nuevos matriculados en Estados Unidos lo fueron mediante alguna de las dos modalidades de alquiler, según datos de Edmunds; mientras que en Europa la situación es similar, aunque varía mucho de un país a otro.
De esta manera, el 60 % de las matriculaciones de coches nuevos, sea cual sea su energía, son vía operaciones de renting o leasing, según cálculos del grupo de presión Transport & Environment basados en datos de Dataforce; y en el caso de los coches eléctricos, la proporción se estima en un 80 %.
El por qué de una mayor proporción de renting en el mercado de los coches eléctricos se explica por el miedo a tener un coche con una batería de tracción que pueda perder autonomía a la larga o incluso fallar; y como el coste de sustitución de una batería de este tipo es desorbitado, de 7.000 euros a 15.000 euros según la marca, los clientes prefieren pasar ese riesgo a la empresa de renting.
Esto tiene un impacto en el mercado de segunda mano, de manera que el último estudio de iSeeCars muestra que los precios de los coches eléctricos usados cayeron un 15,1 % durante el año pasado en Estados Unidos; mientras que en Europa, el precio medio del eléctrico usado cayó un 8,1 % interanual, según datos de la plataforma Autoscout24.