Horse, una joven filial del Grupo Renault dedicada al desarrollo y producción de motores gasolina, diésel e híbridos para cualquier tipo de cliente ha anunciado una solución que podría conceder un nuevo propósito a este tipo de motores: utilizarlos para extender la autonomía de un coche eléctrico.
Se trata, sin duda, de una fórmula con justificaciones muy razonables, ya que según detallan desde la compañía, el extensor de rango que propone Horse consiste en un pequeño motor de combustión que se integra en el vehículo eléctrico completamente desligado de las ruedas y sus mecanismos de transmisión, es decir, que no interviene para propulsar el vehículo.
Lo que sí consigue este motor con su funcionamiento es servir como generador de electricidad, la cual puede recargar la batería si ésta se encuentra descargada o muy próxima a ello.
Según Horse, su extensor de rango es capaz de proporcionar 50 kW en un turismo y 80 kW en un vehículo comercial ligero, del tipo furgoneta, asegurando que ambos puedan circular de forma constante dentro de sus márgenes óptimos de eficiencia energética, maximizando así su autonomía a cambio de un mínimo consumo de combustible y emisiones de CO2.
Tal y como especifican desde la compañía, su planta motriz de rango extendido cuenta con una autonomía eléctrica pura de 200 km. Con la puesta en marcha del motor extensor, esa misma autonomía crece en 600 km para ofrecer un rango total en torno a los 800 km, muy similar al de una berlina convencional con motorización diésel.
Además, la compañía considera que esta solución permitiría reducir el tamaño de las baterías en los vehículos eléctricos, con el consiguiente beneficio en la ligereza del vehículo en cuestión, y el abaratamiento de sus costes de producción, al tener que emplear menores cantidades de tierras raras en la fabricación de su batería.