Un nuevo informeha revelado que la adopción de furgonetas eléctricas pude suponer ahorros financieros significativos y la flexibilidad para operar en zonas urbanas cada vez más restringidas para quienes dependen de un vehículo comercial. Sin embargo, el tiempo de recarga continúa siendo un freno para los autónomos.
Un estudio elaborado por el Centre for Economic & Business Research (CEBR), The Economics of Commercial Van Usage Across Europe 2024, señala que la electrificación de vehículos comerciales está emergiendo como una opción económica y ambientalmente viable para autónomos, pequeños negocios y emprendedores en toda Europa.
Aunque la cuestión de la recarga sigue siendo una preocupación, el informe destaca varios puntos clave que subrayan la ventaja de adoptar furgonetas eléctricas en el contexto actual, comenzando por el ahorro, ya que realizar el cambio de la actual de combustión a la eléctrica podría suponer para un trabajador por cuenta propia, en tres años, un ahorro próximo a los 16.000 euros, tomando en consideración tanto las ayudas, el mantenimiento, el gasto posterior de repostaje, etcétera.
Según señala en un amplio reportaje la web de la organización Autonomos y Emprendedores, se trata de un ahorro que se dispara para quienes tienen un pequeño negocio con hasta cinco furgonetas, que lograrían un ahorro que supera los 80.000 euros.
Así, ya sean pequeños negocios que las emplean en su actividad diaria, como los servicios de reparaciones o de reparto de mercancías, o bien autónomos que trabajan habitualmente con furgonetas, como fontaneros, floristas o panaderos, lo cierto es que la electrificación de este tipo de vehículos comienza a ser una realidad a plantearse por diversos factores.
En especial, y a pesar del coste inicial más alto de adquisición, esos beneficios financieros significativos a medio plazo que ofrecen sus homólogas eléctricas. Esto se debe a la reducción en los costes de mantenimiento y operación, así como a la disminución de los precios de combustible, en comparación con las furgonetas tradicionales de gasolina o diésel.
Además, los estudios indican que los costes de depreciación también son menores para las furgonetas eléctricas, algo que contribuye a una mayor rentabilidad a lo largo de la vida útil del vehículo.
Además, están las restricciones medioambientales en las ciudades, que tratan de evitar a toda costa las emisiones de CO2 de los combustibles fósiles, y que penalizan las entregas con furgonetas tradicionales en el centro urbano, implementando restricciones de circulación para vehículos comerciales que no cumplen con estándares ambientales específicos. Esto que hace que las furgonetas eléctricas sean una opción viable y sostenible para que los negocios de reparto y los operarios autónomos puedan seguir maniobrando en áreas urbanas densamente pobladas.
Además, el informe calcula que la actividad de los negocios que operan con furgonetas aportó alrededor de un billón de euros en la UE y el Reino Unido el pasado 2023, lo que supone un aumento del 6,5 % respecto al año anterior y del 27,4 % desde 2017. Sobre esta base, si las pymes impulsadas por vehículos comerciales fueran un Estado miembro de la UE, ocuparían el sexto lugar en relación con el PIB.
Aunque, en principio, los autores del informe creían que la adopción de vehículos comerciales eléctricos estaba liderada por empresas grandes, con gestores de flotas y objetivos de sostenibilidad corporativa, han podido comprobar que los pequeños negocios están incorporando cada vez más la electrificación al darse cuente de sus beneficios empresariales.
De esta manera, una encuesta realizada a más de 1.000 conductores de vehículos comerciales de Alemania, España, Francia, Italia y Reino Unido ha revelado que estos negocios están consiguiendo ya ahorros de costes energéticos, además de mejorar su productividad y sus operaciones con ciertas tecnologías de asistencia.
España es, después de Francia (19.000 euros), el país donde ese paso de la furgoneta de combustión a la eléctrica ofrece mayor ahorro a autónomos y pequeños negocios. En gran parte, gracias al Plan Moves II, prorrogado hasta diciembre de este año, centrado en los vehículos eléctricos, híbridos enchufables y con pila de combustible, que ofrece 7.000 euros con achatarramiento, y 4.000 euros sin él, para eléctricos y de hidrógeno.
Con todo, según señala el informe, “la infraestructura de recarga para vehículos eléctricos aún no está completamente desarrollada, ni distribuida de manera equitativa en todas las regiones. Esto puede limitar la flexibilidad y la autonomía de las furgonetas eléctricas, especialmente para aquellos que necesitan viajar largas distancias o que operan en áreas donde las estaciones de recarga son escasas”.
El trabajo del CEBR incluye una actualización del Índice de Electrificación, una medida del estado de adopción de los vehículos eléctricos comerciales y su futuro potencial futuro en estos cinco mercados. Teniendo en cuenta factores como las ventas de furgonetas eléctricas, los puntos de recarga, los incentivos y las ayudas públicas para su adquisición y el aumento de las zonas de bajas emisiones, el índice identifica que la adopción y el potencial aumentaron en todos ellos, si bien España es el país que más mejoró su puntuación, aumentando en 20,7 puntos entre 2018 y 2023, lo que sugiere, según los expertos, que existe un potencial de crecimiento significativo en el mercado español de furgonetas eléctricas en los próximos años.
Los encuestados afirmaron que la reducción de los costes operativos es la principal razón para pasarse a los vehículos eléctricos (46,3 %), lo que se respalda con unos costes anuales de recarga de la furgoneta eléctrica de 3.700 euros, frente a los 12.400 euros de una furgoneta de gasolina o diésel.
El análisis del coste total de funcionamiento de estas furgonetas, en comparación con sus equivalentes diésel o gasolina, reveló que los vehículos eléctricos pueden compensar sus mayores costes iniciales de compra en un plazo de propiedad típico de tres años.
Más allá de los beneficios financieros, mencionados por cuatro de cada diez encuestados, el estudio también reveló por qué las pymes se decantan por los vehículos eléctricos, y el acceso a zonas de bajas emisiones fue la razón más común para cambiar (46,3 %), seguida de la preocupación por el medioambiente (45 %), la reputación de la marca (44,5 %) y los costes de mantenimiento más asequibles (42,5 %)
El tiempo de recarga fue la mayor preocupación para los que aún no se han pasado al vehículo comercial eléctrico (38,1 %), el coste económico vinculado a la adquisición de un vehículo nuevo (37,7 %) la preocupación sobre la vida útil de la batería (31,7 %) y la disponibilidad de infraestructuras de recarga (29,1 %).