El verdadero lujo no parece entender de modas o tendencias, motivo por el que las marcas de automoción más exclusivas del mercado no están apostando por los coches eléctricos, esos que ocupan la portada de la mayoría de los medios y que cada vez ofrecen mejor rendimiento, incluso superior al de los coches de combustión.
La realidad, en que en materia de automóción, parece que a los millonarios el coche eléctrico no les intereesa mucho, y quizás sea porque cada día se presenta un nuevo modelo eléctrica y los precios son cada vez más competitivos.
A mediados de la década pasada y a principios de esta, todo el mundo daba por hecho la total electrificación del mercado con la llegada de 2030, y muchas marcas presentaron sus agendas de lanzamiento, aunque estas se hayan chocado con la realidad y la cuota de mercado de los coches eléctricos está muy lejos de donde debería.
Así las cosas, términos relacionados con la automoción como híbridos, eléctricos, híbridos enchufables, microhíbridos... se han vuelto cotidianos, algo que quizas sirva para alejar a las grandes fortunas, ya que estas no tienen estos problemasy no se interesan por los coches eléctricos, a juzgar por las cifras. De esta manera, compañías como Lamborghini o Ferrari logran récords de venta de coches de combustión mientras, al tiempo que otras marcas de lujo tienen que replegar velas con sus coches eléctricos.
Es el caso del Porsche Taycan, que al principio fue un éxito de ventas, pero hoy apenas se vende. En este sentido, el CEO de Rimac Automobili, Mate Rimac, ha explicado que "cuando comenzamos el desarrollo del Nevera, los coches eléctricos eran atractivos. Ahora la electromovilidad es común, y los compradores de hypercoches buscan diferenciarse del resto del mercado".
El Rimac Nevera es ahora mismo el coche eléctrico más radical del mundo, y con casi 2.000 caballos de potencia, ha batido todos y cada uno de los récords de velocidad. Claro, que cuesta 2 millones de euros por unidad, motivo por el que las grandes fortunas deberían pelearse por él. Sin embargo, la empresa no es capaz de vender todas las unidades que estaban programadas, y tan sólo se han vendido 50 de los 150 programados.
De esta manera, desde esta compañía ya han anunciado que su próximo coche no será 100 % eléctrico, sino que optarán por sistemas electrificados alternativos como los híbridos enchufables de alto rendimiento o los híbridos donde la parte térmica siga teniendo el control de la situación.
De este modo, nos encontramos ante la realidad de que los ricos consideran que el coche eléctrico no es exclusivo, y en el que la potencia ya no es sinónimo de exclusividad, lo que hace que los deportivos de combustión sigan incrementando sus ventas y que los precios de las subastas y las reventas aumenten exageradamente sin que haya un techo a la vista.
En este contexto, los millonarios acumulan coches térmicos como señal inequívoca de que la gasolina, lejos de desaparecer, está más viva que nunca.
Claro, que hay alguna excepción a la norma, como es el caso de Rolls-Royce, cuyo modelo denominado Spectre es su primera apuesta eléctrica a un precio que ronda los 400.000 euros, y se ha convertido en un éxito, de forma que susas ventas han demostrado que hay mercado para estos Rolls-Royce impulsados con baterías.
Por este motivo, la compañía ya trabaja en un segundo modelo, y beso sin dejar de ser una absoluta referencia global en lo que a lujo y exclusividad se refiere, y cuyos coches son un emblema un símbolo de éxito y estatus.
Así las cosas, Ferrari, Lamborghini y otras marcas ya trabajan en sus primeras unidades 100 % eléctricas, aunque nadie sabe qué aceptación tendrán. El primer Ferrari eléctrico de la historia verá la luz este año, pero al igual que Rolls-Royce, la compañía del Cavallino tiene una clientela muy especial.
Con todo, la tónica habitual es que muchas marcas están cancelando sus desarrollos deportivos, lujosos y eléctricos, como es el caso de Maserati, cuyo fundador, Horacio Pagani, ha explicado que «tenemos un Tesla y lo usamos solo por nuestro barrio».
El caso es que parece claro que los coches eléctricos acelerarán su llegada al gran público, pero parece que les falta emoción, chispa y cercanía para atraer a los más ricos.