Hace algunos días, Ola Källenius, presidente de la patronal del automóvil europeo ACEA que aglutina a todas las marcas del sector, envió a las autoridades comunitarias una carta en la que pedía la apertura de un diálogo en Europa en torno al automóvil, ante lo que definía como «desafíos sin precedentes» que rodean a automóvil en la actualidad, una petición con la que trata de evitar daños irreparables al sector, que se enfrenta a un panorama desolador con despidos y cierre de fábricas de automóviles.
Mientras tanto, la Unión Europea parece mantenerse inmovil,pese a que el fenómeno de los coches eléctricos no termina de arrancar y las multas a los fabricantes por emisiones contaminantes podrían suponer la quiebra en algunos casos.
Källenius, que compagina su cargo en ACEA con la presidencia de Mercedes Benz, ha solicita además una revisión del Pacto Verde para renegociar los plazos del tortuoso camino hacia la electrificación, algo que cada vez parece más lejano y que podría terminar con la desaparición de algunos fabricantes.
Se trata de una llamada de atención a la presidenta de la Comisión Europea para que sea consciente del abismo al que se asoma el automóvil europeo y de la necesidad de abrir una profunda reflexión en la que intervengan todos los actores del sector: marcas, consumidores, estados miembros, agentes sociales… etc.
Por suerte para el sector, parece que la petición no ha caído en saco roto, de forma que la Comisión Europea ha confirmado la apertura de un diálogo estratégico que comenzará el próximo 30 de enero, en el que estarán presentes todas las partes afectadas por la actual situación del automóvil.
Este diálogo pretende convertirse en un foro donde se generen las posibles soluciones al sector del automóvil y una situación a la que le ha abocado una electrificación poco meditada y muy forzada.
Así las cosas, el día 30 de enero dará comienzo este ciclo de reuniones en las que fabricantes y el resto de protagonistas del sector debatirán sobre automóvil, descarbonización, innovación, comercio, la situación internacional del sector en sus relaciones con Estados Unidos y China y en general todo lo que le rodea.
El riesgo es que la burocracia y la lentitud de reacciones que caracteriza a Bruselas convierta estas reuniones en ineficaces mientras los fabricantes europeos ceden cuota de mercado a las marcas chinas ganan. Con todo, parece una buena oportunidad para replantear temas tan sensibles como las prohibiciones a los coches con motor de combustible, los límites de emisiones a las marcas, e incluso un plan de ayudas al coche eléctrico para que su implantación sea más progresivo y los compradores encuentren más incentivos que los que han tenido hasta ahora de saltar al coche eléctrico.
