El Departamento de Defensa de Estados Unidos ha decidido incluir en su denominada lista negra de empresas que encubren actividades militares chinas a Contemporary Amperex Technology Co., Ltd. (CATL), un inversor estrella de China en nuestro país que protagonizó el pasado mes la mayor inversión de un grupo de ese país al anunciar 4.100 millones de euros en la que será la mayor fábrica de baterías para coches eléctricos de España.
De esta mkanera, el Pentágono ha incluido a CATL en una amplia relación de empresas chinas que califica de «compañías militares» por sus vínculos con el Ejército chino. También añade a Tencent, el desarrollador de WeChat y el mayor vendedor mundial de videojuegos.
Según un comunicado, «se reserva tomar medidas contra estas compañías» además del veto a recibir contratos del Ejército de EEUU. Entrar en esa lista supone también una amenaza a los acuerdos de CATL con fabricantes de automóviles en Estados Unidos y, más aún, pone al grupo chino en una complicada situación en vísperas de la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump, que ha anunciado un endurecimiento contra las empresas que considere peligrosas para los intereses estadounidenses.
CATL tiene a favor que ha firmado acuerdos de suministro con Tesla y, su dueño, Elon Musk, exhibe una importante influencia en Trump; pero por el contrario, el que será nuevo secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio, ya pidió al Pentágono el pasado año, en su etapa como senador, que incluyera a CATL en su lista negra.
Las acciones de CATL han caído más de un 4 % desde el anuncio en Washington y no lo han hecho más, porque el grupo asegura que no reúne los requisitos para estar en esa relación, y hay precedentes de empresas chinas que logran salir posteriormente de la lista negra.
«CATL nunca se ha dedicado a negocios o actividades relacionados con el Ejército, por lo que esta designación por parte del Departamento de Defensa es un error», asegura la compañía en un comunicado oficial; para añdir que lo que califica de «falsa designación» es, no obstante, un serio revés para la imagen del grupo que, aunque está valorado en 150.000 millones de dólares en Bolsa, ha anunciado que necesita conseguir recursos para poder financiar sus inversiones en el exterior.
La empresa china intenta con este comunicado relativizar el impacto del veto del Pentágono, ya que «no impide a CATL realizar negocios con entidades distintas del Departamento de Defensa y no se espera que tenga un impacto sustancialmente adverso en nuestro negocio». Además, la compañía se compromete a colaborar para demostrar que no merece el veto y amenaza al Pentágono «con acciones legales si es necesario para proteger los intereses de nuestra empresa y de los accionistas en su conjunto».
España es el segundo país europeo por el que apuesta este conglomerado chino, qye ya anunció una inversion de 7.600 millones de dólares en Hungría al calor de la pujante industria de automoción en ese país, mientras que en Alemania ha anunciado 1.900 millones, la mitad que en España.
Para el Gobierno español, al igual que para otros ejecutivos europeos, CATL, el primer fabricante de baterías del mundo, no es una amenaza, sino un socio industrial crucial para poder desarrollar el vehículo eléctrico en la Unión Europea e intentar cumplir sus objetivos climáticos.