La Unión Europea ha comenzado a aplicar los aranceles sobre el coche eléctrico chino después de la publicación de esta medida en el diario oficial de la Unión Europea, que define las nuevas tasas que impondrá para los cincos próximos años.
Se confirma de esta manera que las ayudas del Gobierno de China a sus fabricantes eran contrarias a las leyes de comercio, y por lo tanto se procede a aplicar los aranceles. En Bruselas defienden que "el objetivo es lograr una competencia leal y la igualdad de condiciones", y que los aranceles "repercutirán positivamente" en la industria europea "para facilitar la transición ecológica".
Inciden asimismo en que las conversaciones a nivel técnico continúan, y que lo ideal sería llegar a un acuerdo con las autoridades chinas y retirar las nuevas tarifas, aunque la realidad es que las reuniones de las últimas semanas han sido totalmente infructuosas.
En este sentido, el vicepresidente de la Comisión Europea y responsable de Comercio, Valdis Dombrovskis, tras mantener una videollamada con el ministro de Comercio de China, Wang Wentao, explico que "celebramos la competencia, incluso en el sector de los vehículos eléctricos, pero debe estar sustentada en la justicia y la igualdad de condiciones", aunque la única conclusión que sacaron de la conversación es que estaban de acuerdo en seguir negociando.
Por lo tanto, lo único concreto y seguro ahora mismo es que Bruselas aplicará un un arancel adicional al 10 % ya existente del 35,3 % al fabricante SAIC, del 18,8 % a Geely y del 17 % a BYD.
Además, a las compañías occidentales que producen en China, como es el caso de Tesla, se les impondrá una tarifa del 7,8 %.
Por su parte, las autoridades chinas ya han respondido aplicando aranceles al brandy europeo, y podría ocurrir lo mismo con el cerdo, lo que afectaría directamente a España. Esta última posible respuesta fue uno de los motivos que llevó al Gobierno español a no apoyar los aranceles.
La votación acabó con cinco votos en contra, incluidos los de Alemania y Hungría, 11 abstenciones y 10 votos a favor, entre los que se encontraban los de Francia, Italia o Países Bajos.
El ministro de Economía español Carlos Cuerpo dijo para justificar su abstención en la votación en la que efectivamente se decidió seguir adelante con las tarifas, que "hay que ser capaces de encontrar una solución negociada y acordada. Hay que evitar una escalada de medidas comerciales que puedan ser perjudiciales para todos".
El proceso de globalización de los años 90 permitió a las marcas occidentales desembarcar en China para producir y exportar a precios muy baratos, accediendo de paso a un mercado local gigantesco y en desarrollo. La cruz de esta moneda fue que debieron asociarse con grupos chinos que, con el tiempo, les han tomado la delantera en lo que se refiere a la transición energética con la producción, fuertemente subvencionada, de coches eléctricos.