Las frías temperaturas invernales afectan a todos los coches, pero de mayor manera a los 100 % eléctricos, movidos por baterías que funcionan gracias a unos procesos químicos y físicos que con las bajas temperaturas se ralentizan.
Para que no lo hagan en exceso, es recomendable seguir algunos sencillos consejos, entre los que destacan:
- Preacondicionamiento
Está disponible en la mayoría de los vehículos eléctricos con una aplicación de servicios conectados, y permite calentar la batería y el habitáculo antes de subir al coche, todo desde el móvil. Si se ajusta la temperatura del interior del coche mientras está en el garaje conectado al punto de recarga, no hará falta hacerlo después con la energía de las pilas. Algunos vehículos también ofrecen un paquete denominado Clima invernal (o similar), especialmente diseñado para mantener la temperatura de la batería en un rango ideal.
- Prepararse para tiempos de carga más largos
Para proteger la batería de alto voltaje, muchos coches limitan el voltaje de carga cuando la batería está fría. El sistema de gestión térmica suele levantar la restricción de voltaje cuando está lo suficientemente caliente como para recibir con seguridad la carga completa.
- Calentar la batería antes de cargarla
Si el coche dispone de preacondicionamiento de la batería, que suele formar parte del paquete Clima invernal, se debe poner la batería a temperatura ambiente antes de cargarla. Si se prefiere, se puede cargar la batería justo después de un viaje, para asegurarse de que está caliente.
- Utilizar los asientos calefactables
Estos dispositivos consumen menos energía y calientan al conductor o a los pasajeros, en lugar de esparcir el aire caliente por el habitáculo. Utilizar los asientos calefactables en vez de el climatizador ahorra energía.
- Anticipar las paradas
Mantener una velocidad lo más constante posible y anticipar las paradas favorece la regeneración. Una buena táctica es dejar rodar el vehículo con la inercia acumulada todo lo posible, sin acelerar, por ejemplo, antes de llegar a un semáforo o al empezar a rodar por una calle en bajada.
- Acelerar de forma suave
A lo primero que invita un eléctrico es a pisar su acelerador, tras lo que se produce una instantánea y enérgica respuesta del motor, con aceleraciones sorprendentes, incluso mejores que las de un motor de explosión, en los primeros metros. Pero hay que evitarlo, ya que es un error habitual que llevará a un gasto excesivo de la batería.
- Retención
Para sacar el máximo rendimiento a los coches eléctricos, al ralentizar hay que utilizar el freno motor en lugar de los frenos, con lo que se recupera hasta el 20 % de la energía. Algunos coches ofrecen diferentes grados en la retención del motor para aumentar la recuperación de energía, por lo que no está de más adecuarla al desnivel del recorrido para maximizar la producción de electricidad.
- Modos de conducción
Los coches eléctricos suelen disponer de varios programas de conducción que limitan la respuesta para favorecer la autonomía (Eco o Eficiente) o aumentan la potencia para ganar dinamismo (Sport). Mejor decantarse por el modo Eco o el más eficiente posible.
- Desactivar algunas funciones
Por ejemplo, los retrovisores laterales que se pliegan automáticamente. Si el tiempo desciende por debajo del punto de congelación, los espejos laterales pueden dañarse o atascarse, y además, esa energía que necesitan para el movimiento, se puede ahorrar.