La batería es el elemento clave de la tecnología eléctrica, hasta el punto de que de su capacidad de almacenamiento depende no solamente la potencia que puedan desarrollar sus motores eléctricos, sino también, la autonomía disponible entre las recargas, teniendo en cuenta que las baterías de litio van perdiendo eficacia a medida que se van completando los ciclos de carga y descarga.
Así las cosas, en los coches eléctricos cada vez es más importante verificar el state of health (SoH), un índice que mide el estado de salud de la batería, y determina su desgaste con la progresiva pérdida de autonomía que experimentan a lo largo del uso.
Esta disminución de la capacidad de almacenaje de energía eléctrica y el progresivo deterioro de las propias baterías, que son el elemento más caro de la movilidad eléctrica, han llevado a un grupo de investigadores a cuantificarla, ya que se trata de un dato imprescindible a la hora de calcular el valor residual de los coches eléctricos.
El trabajo ha sido desarrollado durante dos años por un equipo de la Universidad Tomás Moro, que ha medido durante ese tiempo las pérdidas que experimentaban en sus baterías una flota de coches eléctricos.... y las conclusiones no parecen muy halagüeñas para los usuarios de este tipo de vehículos.
Las baterías se componen de varios módulos con celdas independientes, de manera que los investigadores aplicaron su propio método en las mediciones y las compararon con el sistema utilizado por las marcas de los coches analizados. Además, para verificar los resultados, encargaron repetir las valoraciones a cuatro empresas especializadas independientes.
Según el análisis, algunas de las baterías han llegado a perder cada año hasta un 8 % de su capacidad, una importante merma de eficacia que, además de los inconvenientes derivados para el usuario del vehículo, incide de forma muy negativa en su valor residual.
Sin embargo, los responsables del estudio han aclarado que los componentes de las baterías proceden de una variedad muy amplia de fabricantes proveedores, y los resultados obtenidos en las pruebas fueron muy irregulares.
De esta manera, mientras que en algunos modelos de coches eléctricos apenas se detectaron pérdidas en la capacidad de las baterías, en otros casos los resultados fueron mucho peores.
A la luz de estas evaluaciones, Luc Claessens, investigador y profesor de la Universidad Tomás Moro, ha hafirmado que “no todas las baterías envejecen igual ya lo teníamos claro y ahora se confirma”.
Las mediciones más decepcionantes en cuanto al estado de salud de las baterías revelaron que la pérdida anual se situaba hasta en un 8 %, en cuyo caso significa que la capacidad habrá disminuido en un 64 % al finalizar el periodo de garantía habitual concedido por el fabricante.
A este respecto, es bueno que recordar que, por regla general, las marcas garantizan que al cabo de ocho años o 160.000 kilómetros la batería debe conservar el 70 % de su capacidad.
Sin embargo, en el estudio, los investigadores de la Universidad Tomás Moro no han podido correlacionar el rendimiento de cada batería con el fabricante de las celdas que las componen.
Como conclusión, Claessens ha asegurado que “el componente más caro de un coche eléctrico es la batería y sustituirla suele costar más que el valor del vehículo, sobre todo en vehículos usados. Así que es mejor asegurarse del estado de salud de un vehículo eléctrico antes de comprarlo”.