Recorren en Australia 1.000 kms con un coche eléctrico sin parar a cargar la batería

Recorren en Australia 1.000 kms con un coche eléctrico sin parar a cargar la batería

Un grupo de estudiantes de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW) ha conseguido que su Sunswift 7 se convirtiese en el primer coche eléctrico del mundo en recorrer 1.000 kilómetros en menos de 12 horas sin parar a cargar, algo que ha confirmado el libro Guinness World Records.

 

Parte de la energía eléctrica utilizada para conseguir este record fue generada por placas solares situadas en la carrocería del coche durante la conducción; aunque los aspectos técnicos más destacados del proyecto también incluyen amortiguadores personalizados, desarrollados y construidos especialmente por Bilstein.

Paul Joyner, de Bilstein Suspension Australia, ha afirmado en relación con este reto que “llevamos años colaborando con la UNSW. Cuando el equipo de Sunswift se puso en contacto con nosotros para construir un nuevo juego de amortiguadores, no sabíamos que estas unidades estaban destinadas a la grandeza”.

Los amortiguadores son una pieza pequeña pero importante del rompecabezas de este proyecto. Una altura óptima del vehículo, por ejemplo, contribuye decisivamente a la aerodinámica. Además, es importante evitar movimientos innecesarios de la carrocería y una desviación de la línea ideal. En este sentido, Joyner describe las dificultades afirmando nque “al tratarse de un vehículo solar único en su especie, las tasas de amortiguación no eran algo que se hubiera encontrado antes. Había que tener en cuenta la relación de movimiento, el peso del vehículo, la dureza de los muelles, los pesos no suspendidos y suspendidos de la carrocería de material compuesto y las llantas ligeras. Además, los amortiguadores tenían que ser ligeros y resistentes al mismo tiempo, porque no queríamos que fallaran cuando el vehículo chocara contra una rejilla de ganado a gran velocidad”.

El punto de partida para el desarrollo fue un amortiguador monotubo roscado especialmente ligero con un vástago de 36 mm, que se llevó a la longitud requerida en Bilstein Suspension Australia. Un punto importante era el comportamiento del movimiento del vástago a baja velocidad. “No queríamos que la sofisticada electrónica del interior del vehículo solar sufriera sacudidas”, ha explicado Joyner.

También se prestó mucha atención al control de la amortiguación a alta velocidad; ya que los baches que aparecen de repente no deben golpear y dañar el vehículo; y el hecho de que el rebote y el bache pudieran ajustarse por separado resultó ser extremadamente útil. Finalmente, se instalaron transversalmente en la parte delantera y en disposición clásica en la trasera.

Este proyecto, en el que trabajaron 50 estudiantes durante unos 18 meses bajo la dirección del profesor Richard Hopkins, tenía como objetivo práctico demostrar con qué eficiencia se puede construir un coche con propulsión eléctrica.

Por supuesto, este vehículo no puede compararse con los coches de producción en serie, pero los datos si permitirán avances en este sentido. Con 500 kg, el Sunswift 7 pesa sólo una cuarta parte de un coche eléctrico de serie, a lo que hay que añadir la mayor eficiencia posible en el tren motriz y los mejores valores en términos de aerodinámica (valor cW 0,095), así como resistencia a la rodadura.

En este récord, el consumo de energía fue de sólo 3,8 kWh/100km, mientras que incluso los coches eléctricos más eficientes que circulan hoy en día sólo alcanzan una cifra de 15 kWh/100km y la media es de 20 kWh/100km”, ha explicado el profesor Hopkins, que ha añadido que “el Sunswift 7 no es el coche de serie del futuro porque hemos reducido el confort y el coste es enorme. Pero hemos demostrado que es posible hacer coches más eficientes, sostenibles y respetuosos con el medio ambiente”.

La prueba de conducción se llevó a cabo en el Centro Australiano de Investigación del Automóvil (AARC) de Wensleydale, Victoria, donde el vehículo dio un total de 240 vueltas a la pista de pruebas, cubriendo una distancia de 1.000 kilómetros, con una velocidad media de 84,25 km/h.

Debido a un error de software en la gestión de la batería, hubo que hacer una parada involuntaria y, según el reglamento, el equipo disponía de un máximo de 15 minutos para reparar los daños. Sólo 8 segundos antes del tiempo límite, el Sunswift 7 volvía a funcionar.

Al final, el Sunswift 7 llegó a la meta después de 11 horas, 52 minutos y 8 segundos, unos datos ya corregidos, que confirman el nuevo récord oficialmente.

La directora del equipo Sunswift, Andrea Holden, estudiante de Ingeniería Mecánica en la UNSW de Sydney, ha declarado que “es muy extraño pensar que hemos ayudado a fabricar algo que es lo mejor de todo el mundo. Hace dos años, cuando empezamos a construir este coche, todo se estaba cerrando, y hubo muchos momentos difíciles”.

El trabajo en el Sunswift 8 ya ha comenzado, y el fabricante de suspensiones Bilstein también ha prometido su apoyo de nuevo.

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