Dos nuevas tecnologías de baterías podrían cambiar radicalmente el mercado del coche eléctrico

Dos nuevas tecnologías de baterías podrían cambiar radicalmente el mercado del coche eléctrico

El coche eléctrico basa su autonomía en una batería que alimenta a su motor, y de ella depende, en gran medida, el desarrollo de este tipo de vehículos. Poco a poco se va conociendo que la industria del vehículo eléctrico tiene prácticamente preparadas dos nuevas tecnologías para las baterías eléctricas que, por sus prestaciones, podrían  revolucionar el coche eléctrico y cambiar su situación en el mercado para siempre.

 

En estos momentos, las baterías de los coches eléctricos pueden usar celdas de dos tipos, de manera que todos los coches eléctricos que se venden a día de hoy se dividen en dos grandes grupos. El primero es el de los modelos que usan baterías LFP, y el segundo es el de los modelos que se basan en baterías NCM. Las primeras están compuestas por celdas de litio-ferrofosfato, mientras que las segundas son celdas ternarias de níquel, manganeso y cobalto.

Las baterías LFP destacan por ser baratas, seguras y además ofrecer una larga vida útil, mientras que las segundas tienen mejor densidad energética y, aunque son más caras, son capaces de ofrecer mayor potencia de carga.

Por el camino, hasta llegar a estas dos nuevas tecnologías de batería, que en realidad empezarán a llegar desde 2024, vamos a ver una serie de‘pasos intermedios, que no son otros que las baterías LMFP, que son como las LFP pero con manganeso, y que tienen todas las ventajas de las baterías LFP pero con una mayor densidad energética, cercana a la que ofrecen las baterías basadas en celdas NCM. Es decir, serán baratas, seguras, con larga vida útil y, eso sí, con muy buena densidad energética.

La otra tecnología puente que veremos pronto son las baterías semisólidas, que aunque caras como las NCM son compatibles con sistemas de carga más potentes que los actuales y, además, destacan por una extraordinaria densidad energética. De hecho, son las nuevas baterías que algunas marcas chinas han empezado a usar y que ofrecen cifras cercanas a los 1.000 km de autonomía.

Tanto las baterías LMFP como las baterías semisólidas son tan solo dos tecnologías puente hasta llegar a lo que verdaderamente cambiará la industria por completo.

La primera de estas dos tecnologías de batería claves es la batería de sodio, una nueva batería con un precio mucho más barato incluso que el de las baterías LFP y que también ofrece una reducida densidad energética. Es un tipo de batería que va a desbloquear el mercado, porque llegará desde 2024, y es la que va a permitir que se lancen nuevos coches eléctricos baratos de verdad, pensados para la ciudad pero con un precio mucho más económico que los disponibles a día de hoy. Esta reducción de precio va a cambiar, sin duda, las reglas del juego en el mercado del coche eléctrico.

La otra revolucionaria tecnología que le llegará pronto a las baterías de los coches eléctricos son las baterías de estado sólido, que se basan en celdas con electrolito sólido. Estas baterías empezarán a llegar desde 2025 en adelante, y son algo que está por encima de las NCM actuales. Tendrán una densidad energética extraordinaria, serán más seguras y estables, una vida útil más larga y, además, tendrán tiempos de carga ridículos que las acercarán a lo que ofrece un coche de combustión. Y lo mejor es que, a largo plazo serán más baratas que las actuales baterías NCM, aunque hay que reconocer en sus inicios, no va a ser una tecnología en absoluto económica.

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