La fabricación exclusiva de coches eléctricos provocaría la pérdida de medio millón de empleos en la Unión Europea

La fabricación exclusiva de coches eléctricos provocaría la pérdida de medio millón de empleos en la Unión Europea

El coche eléctrico trae consigo nuemrosas ventajas, pero también algunos aspectos negativos, tales como la pérdida de empleo, que en el caso de la Unión Europea podría elevarse hasta el medio millón de puestos de trabajo, según las conclusiones de un estudio encargado por la Asociación Europea de Proveedores de la Industria del Automóvil (CLEPA) a PwC Strategy, cuyo objetivo es evaluar el impacto de las políticas del Pacto Verde Europeo y el valor añadido entre los proveedores de la industria del automóvil entre 2020 y 2040.

 

En este sentido, se pueden producir hasta tres escenarios, que representan un enfoque de tecnología distinto: el que propone la Unión Europea de sólo coches eléctricos, otro de tecnología mixta, y un tercer escenario de aceleración radical del vehículo eléctrico. Estos tres escenarios suponen una electrificación acelerada para cumplir los objetivos climáticos con una elevada cuota de mercado para los vehículos eléctricos en 2030.

En cualquier caso, hay que tener en cuenta que el sector de la automoción representa el 5 % del empleo en 13 Estados miembros de la Unión Europea, y más del 60 % de estos trabajadores pertenecen a proveedores de la industria automovilística.

Así las cosas, este estudio proporciona una evaluación a escala europea necesaria para identificar los riesgos y las oportunidades en siete de los principales países productores de componentes de automoción, entre los que figura España, además de Alemania, Francia, Italia, Chequia, Polonia y Rumanía.

Se trata del primer estudio que evalúa el impacto de diferentes caminos para alcanzar los objetivos climáticos dela Unión Europea, centrándose en los proveedores de la industria del automóvil, y su principal conclusión es que la implantación exclusiva del coche eléctrico provocaría la pérdida de medio millón de puestos de trabajo en la Unión Europea.

En este sentido, las marcas fabricantes de automóviles tienen mayor capacidad para desinvertir o internalizar actividades para compensar una pérdida de actividad en el ámbito de la cadena cinemática, sin embargo, los proveedores de la industria no tienen la misma agilidad para reaccionar, ya que están vinculados por contratos a largo plazo con los fabricantes.

Además, el sector está formado por cientos de empresas especializadas, que son pymes con menos acceso a capital para invertir en la transformación de sus modelos de negocio.

De esta manera, la evaluación de la transición, confirma el papel esencial de la electrificación para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París, pero corrobora los riesgos para el empleo en la cadena cinemática.

Según el estudio, hay 226.000 nuevos puestos de trabajo previstos en la producción de sistemas de propulsión para vehículos eléctricos, suponiendo una cadena de baterías en la Unión Europea, lo que significa una pérdida neta de 275.000 puestos de trabajo (-43 %) previstos de aquí a 2040. Además, si se eliminan gradualmente los motores de combustión, se prevé la pérdida de 501.000 puestos de trabajo de proveedores de automoción, de los cuales, el 70 % (359.000) se perderán en un periodo de cinco años, de 2030 a 2035.

Los países más occidentales de la UE parecen mejor situados para convertirse en baluartes de la producción de sistemas de propulsión eléctricos, mientras que el empleo en los países del centro y este de Europa seguirá dependiendo en gran medida del motor de combustión interna.

En este sentido, Henning Rennert, socio de PwC Strategy Germany, ha señalado que “aunque la electrificación pone en peligro el empleo en el sector de la cadena cinemática, en el futuro se necesitará mano de obra en ámbitos como el software o las infraestructuras. El futuro valor añadido y la creación de empleo en las tecnologías de propulsión dependen de la producción local de baterías en Europa”.

El estudio subraya también que hasta 70.000 millones de euros (70 %) de la creación de valor relacionada con los sistemas de propulsión eléctricos estará vinculada a la transformación de los materiales de las baterías, la producción de células y módulos de baterías y el montaje de sistemas de baterías; pero estas actividades no se desarrollarán en las mismas empresas ni en las mismas regiones, ya que requieren competencias y conocimientos diferentes, con respecto a los motores de combustión convencionales. Por tanto, no ofrecerán oportunidades a la mayoría de los proveedores del sector actual, especialmente, las pequeñas y medianas empresas que suponen el 20 % del empleo en la industria proveedora de la automoción.

Un estudio anterior promovido por CLEPA ya demostró que la producción de baterías ofrece relativamente más puestos de trabajo para empleados con formación académica que a trabajadores mecánicos que ahora fabrican piezas relacionadas con el motor de combustión interna.

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