El pasado mes enero Francia activó el denominado “leasing social”, un plan con el que, desde sólo 100 euros al mes dependiendo del modelo, se permitía a las familias con rentas más bajas acceder al coche eléctrico. Pues bienm aunque estas ayudas iban a estar activas tres meses, el Gobierno francés ha decidido cancelarlas tras recibir más del doble de solicitudes de las previstas.

En cualquier caso, el Gobierno galo ha confirmado que atenderá 50.000 de las solicitudes recibidas hasta la fecha, aunque inicialmente se habían planificado entre 20.000 y 25.000, eso si, siempre “en función de los vehículos disponibles”.

La prensa francesa ha definido este “leasing social” como un plan que ha muerto de éxito, publicando una serie de reacciones a esta medida, que fue una de las promesas electorales del actual presidente, Emmanuel Macron, y que demuestra que en la actualidad, la mayoría de coches eléctricos son excesivamente caros para muchos automovilistas.

Este leasing social que ha superado ya con creces sus objetivos para 2024, es un sistema de alquiler de vehículos con opción de compra (LOA) a menos de 100 euros al mes para los coches urbanos y 150 euros para los station wagon, eso si, sin seguro ni mantenimiento.

Estas ayudas, sin depósito inicial, implican la firma de un contrato con duración de tres años y renovable sólo una vez con opción a compra o sin ella, y están reservadas para las personas con una renta fiscal inferior a 15.400 euros, o menos de 39.600 euros en caso de ser una pareja con hijo, que recorren más de 8.000 km al año o viven a más de 15 km de su lugar de trabajo. El Gobierno financiará cada leasing hasta un máximo de 13.000 euros.

Sólo los coches eléctricos fabricados en Europa y con un precio máximo de 47.000 euros podrán ser objeto de este leasing, y en todos los casos serán modelos con el acabado de acceso y el motor menos potente, cuando en la gama exista más de una opción.

En un principio, el Gobierno había previsto una cuota de 20.000 a 25.000 coches para 2024, en función de los vehículos disponibles, con la promesa de aumentar la oferta en los años siguientes; pero la respuesta les ha pillado por sorpresa.

Esta medida, dirigida a los franceses de rentas bajas que conducen mucho y compran pocos coches nuevos por motivos de presupuesto, evita que los compradores potenciales tengan que esperar a que lleguen más eléctricos de segunda mano al mercado para poder hacerse con uno.

En este sentido, el ministro francés de Industria y Energía, Roland Lescure, ha puesto sobre la mesa que, habiendo una demanda tan grande, “todavía no tenemos suficientes vehículos hechos en Francia. Esto significa que los fabricantes franceses tienen que acelerar el ritmo o comprometerse a hacerlo”. Con todo, ha añadido que “lo bueno de este plan es que das acceso a un vehículo eléctrico barato a personas que no son necesariamente ricas, y además lo haces produciendo más vehículos franceses. Tenemos que conseguir ambas cosas”.