A pesar de los múltiples avances tecnológicos en el ámbito de la movilidad eléctrica, los expertos no descartan que determinadas circunstancias puedan llegar a provocar un incendio en los coches eléctricos, por lo que a través de todo el mundo, numerosos investigadores trabajan para mejorar los modelos y tratar de evitarlo en la medida de lo posible.
Entre todos estos científicos repartidos por el mundo destaca un equipo de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) liderado por María García de la Fuente Antoni García del Instituto CMT Motores Térmicos de dicha universidad, que acaba de publicar un artículo en la revista científica International Journal of Heat and Mass Transfer en el que explican el fenómeno 'thermal runaway' o 'fuga térmica', que puede provocar el desastre, centrándose en la influencia que pueden tener las condiciones ambientales.
Los investigadores han señalado que estamos ante una posibilidad muy remota, para lo que han explicado que “tienen que darse una serie de circunstancias para que se genere un proceso de combustión, aunque tampoco son tan extrañas como podríamos pensar”.
De hecho han señalado que podría suceder incluso cuando el coche está aparcado tranquilamente en el garaje, y ni siquiera tendría que estar funcionando a pleno rendimiento, ni en proceso de carga. En este sentido, han apuntado que “estamos hablando de una combustión espontánea relacionada con la química de la pila, generalmente, porque se ha ido deteriorando”.
Una batería de de coche eléctrico estandar funciona como cualquier otra, pero el litio se puede degradar y desencadenar un proceso que, al final, podría poner en contacto el ánodo y el cátodo, generando un cortocircuito. A partir de ahí, los gases inflamables podrían iniciar un proceso de combustión que, además, es distinta a la convencional.
Generalmente, hay oxígeno y combustible, y cuando alguno de estos dos elementos se agota, la combustión desaparece. Sin embargo, en este caso el proceso puede ocurrir en ausencia de oxígeno en el ambiente, porque la pila tiene el gas suficiente en su interior, así que la mitigación no es nada sencilla. En este sentido, los investigadores han detallado que “o inundas la batería durante mucho tiempo o dejas que el vehículo se termine de quemar hasta que el material desaparece”. En cualquier caso, indican que “no hay que alarmarse, porque en general las tecnologías de iones de litio son seguras”, aunque siempre se puede mejorar.
El objetivo de estos investigadores es analizar el proceso de fuga térmica para evitar que se produzca o para detectarlo con anterioridad y disminuir el riesgo. A través de dos proyectos de investigación europeos y otros dos nacionales, los científicos de la UPV evalúan los riesgos gracias a varias instalaciones experimentales, en las que cuentan con calorímetros para medir cómo se va elevando la temperatura de la batería o con técnicas de visualización directa del fenómeno con tecnología láser.
Los científicos aseguran que “estamos aplicando lo que hemos ido aprendiendo en la tecnología más clásica de automoción convencional”, pero con la vista puesta en los modelos de baterías que saldrán al mercado en los próximos años; y el resultado final de este trabajo se plasmará en una serie de guías destinadas tanto a las marcas de vehículos como a los productores de las propias baterías.
Entre sus colaboradores más estrechos destacan las empresas que prestan servicios a Ford Almussafes, dentro del proyecto Detebat-VE, que busca reorientar el sector hacia la electrificación.
De estos estudios, podrían extraerse diversos consejos para los usuarios, ya que se trata de situaciones que se van a producir por un proceso de envejecimiento de las propias baterías, por lo que destacan que es muy difícil que ocurran en un vehículo nuevo. Sin embargo, es imposible establecer una fecha de caducidad a partir de la cual las baterías pasarían a ser peligrosas.
En definitiva, los investigadores han concluido que “hay factores externos e internos que marcan diferentes estados de conservación, incluso si dos baterías mantuvieran exactamente la misma química”.
Por el momento, no se trata de un fenómeno habitual ni especialmente preocupante; simplemente, y lo que debe hacer el comprador de un coche eléctrico es “seguir las recomendaciones del fabricante”. De hecho, salvo contadas excepciones, no existen normativas de seguridad que prohíban la entrada de vehículos con este tipo de baterías a ningún 'parking' ni centro comercial. No obstante, si tenemos la mala fortuna de que nos suceda, “ocurrirá independientemente de lo que estés haciendo en ese momento con la batería, aunque el coche esté parado en la calle”.
El problema es que hasta ahora el porcentaje del mercado que ocupan los vehículos eléctricos es muy pequeño y, por lo tanto, apenas si se produce algún caso anecdótico; sin embargo, cuando la venta de este tipo de coches se dispare, no cabe duda de que el número de incidencias irá en aumento.