El pedal del freno de un coche eléctrico no sólo controla el sistema de desaceleración convencional a través de los discos o los tambores. sino también los motores eléctricos, de manera que cuando se pisa el pedal levemente, el sistema convencional no hace nada, pero manda señales a los motores para aumentar la retención, y por tanto la recuperación de energía. Ahora, el nuevo sistema one-pedal, permite hacer todo esto utilizando un sólo pie.

El motor de un coche eléctrico es gestionado por un sistema electrónico que gobierna los diferentes elementos que componen la cadena cinemática, tales como motores, inversor, gestión de las baterías, etc., y aunque es el conductor quien controla el sistema en última instancia, al final todo pasa por la centralita.

Con el nuevo sistema one-pedal, el pedal del acelerador, y siempre según se haya programado, puede enviar al motor más o menos esfuerzo, e incluso ninguno; y siempre jugando con estas dos cosas, se puede simplificar la conducción al máximo, hasta llegar al punto de emplear únicamente el acelerador para controlar la frenada regenerativa y la aceleración.

Así las cosas, el pedal del freno se reserva para frenadas fuertes y así evitar accidentes de circulación, algo que aporta simplicidad, ya que sin necesidad de cambiar el pie derecho de sitio, el conductor controla la aceleración y deceleración.

Lo que ocurre es que cuando se suelta el pedal, el coche desacelera, y cuando se pisa un poco, desacelera menos, pero pisándodlo un poco más, ni desacelera ni acelera.

Llegados a este punto, el propio vehículo demanda aceleración, y el mismo pie controla todo el proceso; de modo que la deceleración al soltar el pedal puede ser tan intensa como para que el sistema de frenado convencional no haga nada, siempre en condiciones de circulación normales.

Una de las ventajas de este sistema pasa por que maximiza la vida útil de los frenos convencionales; favoreciendo, además, una mayor recuperación de energía.

Por otra parte, el sistema one-pedal premia la conducción eficiente, por lo que el conductor podrá prestar más atención a reducir el consumo, contribuyendo con el tiempo a una conducción más pacífica, más tranquila, y más agradable.

De esta manera, como soltar el pedal del acelerador implica perder velocidad, el esfuerzo sobre el pie, siempre según las condiciones de circulación, podría ser más intenso, por lo que no tendría tanto sentido emplear este sistema en una autovía, y si en el ámbioto urbano, donde la circulación es más lenta e intensa

Por otro lado, hay situaciones en las que utilizar este sistema podría llegar a ser contraproducente, ya que en ocasiones es mejor mantener la inercia que abusar de la regeneración de energía, ya que toda transformación de energía implica pérdida, motivo por el que, aunque resulte contraintuitivo, un exceso de regeneración podría implicar mayor consumo, si luego hay que acelerar más.