Mazda ha confirmado que prepara una nueva generación de motores rotativos que instalará en un coche eléctrico de autonomía extendida. Los dirigentes de la marca llevan unos años anunciando el regreso del motor rotativo como extensor de autonomía para el coche eléctrico, y ahora la firma de Hiroshima lo recupera, justo cuando aquí no parece triunfar.
La plataforma sobre la que se asentará este coche eléctrico podrá acoger toda clase de sistemas de propulsión electrificados, desde un sistema 100 % eléctrico de batería (de 35,5 kWh asociada a un motor de 103 kW) hasta un híbrido convencional, pasando por híbridos enchufables e incluso un eléctrico con extensor de autonomía.
El motor rotativo es una de las señas de identidad de Mazda y con el que la marca ganó las 24 Horas de Le Mans en 1991. El último modelo de Mazda en equipar un motor rotativo fue el añorado Mazda RX-8, que dejó de fabricarse en 2012, y por desgracia para los fans del aullido de ese motor, que subía a más de 10.000 rpm en el RX-8, a priori no lo veremos animando por si solo a un coche de la marca.
A priori puede sorprender el uso de un motor rotativo como generador para aumentar la autonomía de un coche eléctrico, pero el motor ofrece una serie de ventajas frente a un motor convencional. El motor rotativo es muy ligero, algo que siempre viene bien en un coche eléctrico que necesita llevar pesadas baterías.
Se trata de un motor muy compacto, lo que ayuda a integrarlo más fácilmente en el diseño del coche sin que reste espacio a las baterías, habitáculo o maletero.
Además, es un motor silencioso, lo cual se corresponde perfectamente con la filosofía de un coche eléctrico. Por otra parte, es un motor que también tiene sus inconvenientes, como un consumo elevado, que es -de hecho- la razón por la que Mazda no lo ha vuelto a proponer en un coche.
