Los fabricantes temen que la imposición rápida del coche eléctrico dañe la competitividad

Los fabricantes temen que la imposición rápida del coche eléctrico dañe la competitividad

Los vehículos eléctricos, que hasta hace poco eran una salvedad en los salones del automóvil, ocupan en el Mondial de l’Auto de París un lugar preeminente, pero aunque ningún fabricante ha dejado pasar la ocasión de sacar músculo, en la trastienda dominaba la preocupación.

En los pabellones del centro de exhibiciones, la mayoría de las voces alertaban sobre el endurecimiento excesivo de los límites de emisiones para la próxima década. Un temor que el Parlamento Europeo materializaba poco después, al pedir elevar el recorte de CO2 con respecto a 2021 hasta el 20 % en 2025 y el 40 % en 2030, frente al 15 y el 30 % exigidos por la Comisión Europea en noviembre.

«Nadie se opone a reducir las emisiones, pero debemos preguntarnos a qué velocidad podemos hacerlo y qué precio estamos dispuestos a pagar», ha explicado Carlos Tavares, presidente de la patronal europea Acea, quien ha defendido que una transición demasiado acelerada tendría impacto sobre la competitividad de los fabricantes europeos. Además, expresó su temor a que la potente industria europea pueda quedar en manos de países asiáticos, más específicamente, de China y Corea del Sur, que prácticamente monopolizan la fabricación de baterías.

Los nuevos límites de emisiones, repartidos entre las ventas de cada fabricante, coinciden además con el endurecimiento de los exámenes de medición, debido al nuevo ciclo WLTP (mediciones en circulación real). También con el desplome de las ventas de diésel, un combustible que emite menos CO2, y con el auge de los vehículos SUV, más grandes y pesados y, por tanto, contaminantes.

Los fabricantes deberán cumplirlos si no quieren arriesgarse a fortísimas multas, y para ello tendrán que continuar mejorando la eficiencia de los motores de combustión, «lo que implicará añadir más tecnología a los coches y derivará en precio más elevados», según señalaba Maxime Picat, vicepresidente ejecutivo de PSA y responsable para Europa.

El problema es que los eléctricos puros no terminan de despegar, y el problema no es de falta de oferta, ya que solo Renault ya comercializa cinco modelos eléctricos diferentes, a los que se unirá en breve uno nuevo de precio asequible, el K-ZE.

Los fabricantes apuntan a la falta de puntos de recarga, lo que hace que los países más atrasados deban tomar nota de las medidas implantadas en aquellos donde los vehículos eléctricos ya son un éxito comercial. En España tampoco ayuda que los planes de incentivo sean cortos e intermitentes en el tiempo, ni particularidades legales como la figura del gestor de carga, que penaliza el surgimiento de estos puntos.

Estilo de Vida