Investigadores españoles desarrollan un sistema de recarga inalámbrica para coches eléctricos con materiales ligeros y resistentes

Investigadores españoles desarrollan un sistema de recarga inalámbrica para coches eléctricos con materiales ligeros y resistentes

La carga inalámbrica es una de las tecnologías que más han avanzado en los últimos años, y ahora se prepara para llegar hasta los coches eléctricos.

En esta linea destaca el proyecto W-Alma creado por un grupo de investigadores españoles deniminado Premo, especializado en el diseño, fabricación y comercialización de componentes inductivos, que trabaja en colaboración con el Centro Tecnológico del Plástico (Andaltec), el Instituto de Ciencias de Materiales de Madrid (ICMM-CSIC) y la Universidad Politécnica de Madrid.

W-Alma tiene como objetivo ofrecer los materiales más punteros del mercado para las cargas eléctricas. La española Premo fabrica las llaves y antenas que abren automáticamente los coches de Tesla, y ambas empresas ya trabajan para desarrollar otros elementos, como cargadores de batería. “Hace un par de años desarrollamos el proyecto Alma (sin la W), que consistía en crear núcleos magnéticos flexibles, los cuales tenemos patentados”, ha explicado Claudio Cañete, director de innovación de la compañía.

Estos elementos son los encargados de crear los campos magnéticos necesarios para la carga a distancia y su gran problema hasta el momento era la fragilidad. “Los núcleos magnéticos, por cómo están construidos, se suelen parecer mucho al vidrio: son duros pero frágiles, con un golpe o una vibración se rompen”, explica Cañete.

Con el nuevo material de Premo no solo han conseguido hacerlos más resistentes, sino que también han abaratado los costes de fabricación y han reducido su peso. Ahora, con el proyecto W-Alma buscan que sea adaptable para la carga sin cables de coches. Además, estos ingenieros españoles están trabajando en la estandarización de los sistemas de carga. “Que yo pueda cargar mi coche en un centro comercial que tenga puntos de carga de General Electric y luego vaya a mi garaje y haga lo mismo en uno de Tesla, por ejemplo”, explican.

Para ello, la Society of Automotive Engineers (SAE) ha creado un consorcio internacional del que también forma parte Premo para crear una regulación al respecto. “Ahora mismo hay un documento de prácticas recomendadas que incluye muchos detalles sobre cómo deben ser los puestos de carga, antenas e interfaces con los vehículos”, puntualizan.

Para que sean compatibles con la carga inalámbrica, los coches eléctricos deberían contar con una antena de gran tamaño (entre un metro y un metro y medio) situada en sus bajos que se acoplará a otra instalada en el suelo. “Se trata de que tú cuando coloques el coche encima no tengas que enchufar nada y simplemente se cargue”, explica Cañete. Para ello, además de aplicar los núcleos magnéticos desarrollados, también se sirven de tecnología de identificación por radiofrecuencia (RFID).

En la carga es necesario que ambas antenas, la del coche y la del suelo, estén perfectamente alineadas una encima de otra. “Cuanto más centradas están las dos antenas más transferencia de energía hay”, puntualiza Cañete.

Para conseguirlo, desde Premo han diseñado unos diminutos sensores RFID que actúan como guías con respecto al punto de carga y que informarán a través de la pantalla del vehículo si te estás acercando o alejando.

Además, este proyecto de carga inalámbrica para coches, en marcha desde noviembre del 2016, contará con las ventajas proporcionadas por su material estrella, los ya citados núcleos magnéticos flexibles. Al lograr que estos elementos sean más resistentes que las ferritas (estructuras cristalinas de hierro) utilizadas hasta el momento para la carga inalámbrica, el sistema permite que los coches incluyan sistemas de amortiguación más económicos: al contar con un elemento menos frágil, el riesgo de rotura es menor.

Además, han conseguido ganar en ligereza, por lo que se reduce el peso del vehículo y, por tanto, también su consumo energético.

Actualmente, en sus desarrollos ofrecen tres potencias: 3.3kW, 6.6kW y 11kW. Además, con este último, “el más rápido dado que permite cargar más energía en menos tiempo”, consiguen alcanzar eficiencias de hasta el 92 %.

Uno de los retos más importantes es la estandarización de los sistemas de recarga que permita que cualquier coche se cargue en cualquier punto de carga. En ello trabaja la SAE que, tras reunirse con las empresas punteras en el sector, ha publicado nuevos parámetros que pretenden que sigan todos los fabricantes para ajustar la alineación del vehículo con el punto de carga. A

En su camino se han encontrado con algún que otro problema, como la integración completa del sistema. “Las antenas son tan grandes y el elemento incluye tantos componentes de tantos materiales que para nosotros abarcarlo todo es demasiado”, explica Cañete. De ahí la colaboración con Andaltec, CSIC y la Universidad Politécnica de Madrid que les ha permitido unir conocimiento y esfuerzos.

W-Alma cuenta con la financiación del Ministerio de Economía Industria y Competitividad y de la Unión Europea.

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