El Salón del Automóvil de Ginebra, más eléctrico que nunca

El Salón del Automóvil de Ginebra, más eléctrico que nunca

El Salón del Automóvil de Ginebra ha abierto sus puertas en medio de una grave disyuntiva para los constructores: la necesidad de invertir cantidades millonarias en la electrificación de sus gamas; y la imposibilidad de compensar el efecto que tiene en el cumplimiento de sus objetivos medioambientales el fuerte frenazo en la demanda del diésel, hasta ahora decisivo para ellos.

De esta manera, las marcas se encuentran ante la disyuntiva de, o bien rediseñar los coches existentes a un alto coste; o bien restringir las ventas de algunos muy rentables o arriesgarse a pagar cientos de millones en multas.

Carlos Tavares, presidente de PSA y también de la asociación de constructores Acea, ha abierto un camino alternativo al pedir que "los Estados (que apuestan por esas tecnologías alternativas) financien la creación de una red de recarga suficiente para vehículos eléctricos" de manera que las inversiones en su desarrollo tengan sentido y el cliente no se vea forzado a comprar un coche con un uso limitado.

Es más, si no se crea esa malla de recarga, el ejecutivo ya se ha pronunciado a favor de negociar con Bruselas las sanciones que amenazan a los constructores que no cumplan el límite de CO2 (95 gramos por coche y kilómetro) en 2021.

El pasado año, las ventas de coches de gasóleo en Europa cayeron un 8 % y ya son el 44 % del total pero Matthias Müller, CEO del Grupo Volkswagen, reafirmaba su creencia en la importancia de estos motores a la vez que recordaba que su compañía invertirá buena parte de los 34.000 millones de euros que gastará hasta 2022 en coches electrificados. Su idea es tener 80 modelos en todo el grupo en 2025, de ellos 50 puros y otros 30 híbridos.

Por su parte, Toyota ha anunciado que dejará de vender coches de gasóleo en Europa este año. La marca japonesa, pionera en hibridación con 20 años de experiencia, ya comercializa el 40 % de sus coches con esta tecnología.

La segunda gran preocupación que ha sobrevolado Ginebra ha sido la posible imposición de tasas arancelarias al acero y el aluminio por parte de EEUU. "Por ahora son rumores. Habrá que esperar a que se concrete algo" ha sido la respuesta más oída entre los ejecutivos.

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