En el año 2024, los coches eléctricos se equipararán a los coches de combustión a nivel de autonomía y tiempos de carga, lo que ayudará a este tipo de vehículo a expandirse y ganar cuota de mercado.
Se trata de la principal conclusión de un informe realizado por Energeia y encargado por la Corporación Financiera de Energía Limpia (CEFC) y la Agencia de Energía Renovable de Australia (ARENA), que asegura que antes de que termine la primera mitad de la década que viene, los grandes problemas de la movilidad eléctrica estarán solucionados, y las ciudades y carreteras contarán con una amplia infraestructura que ya está empezando a desplegarse, además de que el precio de las baterías será mucho más bajo que en la actualidad, por lo que habrá autonomías más amplias además de puntos de carga más potentes.
De acuerdo con este informe, las ventas de coches eléctricos comenzarán a dominar a las de coches de combustión cuando se alcance una amortización de dos años, es decir, cuando mediante ahorros de combustible se logre que un coche eléctrico salga más barato que un coche de gasolina, al cabo de dos años tras su compra.
El informe defiende que, gracias a las subvenciones gubernamentales, en Australia las ventas de coches eléctricos deberían comenzar a despegar en 2021, alcanzando una cuota de mercado del 50 % en 2030 y del 90 % en 2050.
El informe incluye un comentario de la Clean Energy Finance Corporation que afirma que “los australianos hemos sido tradicionalmente los primeros en adoptar nuevas tecnologías, pero estamos rezagados en lo que respecta a los vehículos eléctricos. Esta investigación muestra que podemos aumentar la aceptación de los coches eléctricos de forma que beneficie tanto a los conductores como al medio ambiente. Se trata de reducir los precios y crear una red de carga. La realidad es que la transición a los coches eléctricos es inevitable. Ya estamos viendo que los fabricantes de vehículos confirman que dejarán de producir motores de combustión interna puros en los próximos años”.
Países como Australia tendrán un proceso de adaptación al coche eléctrico más complejo que otras regiones como Europa, pues allí, la población está muy dispersa, con grandes extensiones de terreno sin apenas poblaciones en ellas. Por ello, el aumento de la autonomía y el desarrollo de una red de recarga muy completa serán claves para conseguir su implantación.
