Las gasolineras convencionales se adaptan al vehículo eléctrico

Las gasolineras convencionales se adaptan al vehículo eléctrico

Según los datos de Electromaps, en la actualidad en España hay cerca de 2.500 puntos de carga para vehículos eléctricos, con más de 6.800 enchufes disponibles entre todos ellos, aunque de estos, apenas 116 se encuentran en estaciones de servicio, es decir, las gasolineras de toda la vida, lo que significa que solo una de cada 99 estaciones,y en España hay casi 11.500, prestan actualmente servicio a los vehículos eléctricos.

Segú cuenta Xataka, que ha elaborado un detallado informe sobre el asunto, hay algunas firmas que lo están intentando con fuerza, pero otras parece que no se lo plantean ni por asomo.

De esta manera, España parte en desventaja con respecto a otros países europeos en lo que respecta a su red de carga y a la implantación del vehículo eléctrico, ya que aunque las matriculaciones tienden al alza, solo recorren nuestras calles 30.000 vehículos eléctricos, de los que solo 17.000 son turismos... y esto entre los más de 23 millones de coches matriculados.

A pesar de todo, España se ha comprometido con Bruselas a reducir un 26 % sus emisiones de gases de efecto invernadero de cara a 2030, y según un informe de Deloitte, el país necesitaría llegar en los próximos años a una cifra de 300.000 vehículos eléctricos y una red de carga de 11.000 electrolineras. Es decir, que queda mucho trabajo por delante a no ser que todas las gasolineras actuales se adapten.

Arturo Pérez de Lucía, director de la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso del Vehículo Eléctrico en España (AEDIVE), defiende que “existen compañías petroleras que han sabido ver en el cambio hacia una movilidad eléctrica una oportunidad para posicionarse, pero otras empresas están más atrasadas o a la espera de ver cómo evoluciona el sector”, e incide en que "la revolución eléctrica será con las gasolineras si ellas quieren, pero también será sin ellas".

Las compañías petroleras y gasolineras tienen que ser conscientes de que si ellas no propician que las infraestructuras de recarga se desarrollen en sus espacios, se desarrollarán en otros”, ha explicado, algo que les interesa porque “la ganancia de una estación de servicio por el combustible es un 1% y la de la tienda es un 35 % y, en ese sentido, el usuario de vehículos eléctricos se puede convertir en un gran cliente para este tipo de establecimientos”.

Esta adaptabilidad cuenta además con un factor importante, y es que para el establecimiento de puntos de carga eléctricos no hace falta contar con franquicias o estar ligado a una red de repostaje, ya que el mercado es libre, y ya ha dado lugar a algunas iniciativas independientes o la entrada en el mercado de las grandes eléctricas.

En este sentido, Endesa quiere instalar 600 puntos de carga públicos de aquí a 2020, y tanto ella como Iberdrola están entrando ya en el mercado de los puntos de carga en los hogares. Es decir, que si las gasolineras convencionales no entran en esta guerra, habrá alguien ocupando su hueco.

En España Repsol ya cuenta con 1.200 puntos de carga gracias a Ibil, minetras Cepsa se mantiene más algo retrasada en este ámbito. Según De Lucía, Repsol se ha introducido en los últimos años en nuevas ramas energéticas hasta el punto de que en su plan estratégico 2018-2020 se ha incluido el objetivo de comercializar gas natural y electricidad de forma autónoma. En otras palabras, se trata de una compañía que toca todas las opciones energéticas y que además cuenta con 3.544 gasolineras en el país.

En la actualidad Repsol bascula entre la distintas opciones sobre la nueva movilidad. Más allá de los carburantes, el año pasado lanzó su plan para implementar en España el uso del Gas Licuado del Petróleo (GLP), con una red de carga de 400 estaciones, y también por la eléctrica, con un listado de puntos de carga que ya supera los 1.200 en todo el país, de los que 26 son de carga rápida.

Además, Repsol está entrando en la movilidad eléctrica a base de alianzas, y acaba de presentar oficialmente WiBLE, un sistema de 'carsharing' que operará por el momento en Madrid en colaboración con Kia, con la novedad con respecto a otros modelos que ya operan en la capital de que se trata de híbridos enchufables para que estos coches compartidos puedan salir de la M-30 con garantías de autonomía.

Por su parte, Cepsa emitió a finales del año pasado un informe sobre sus perspectivas a nivel mundial sobre movilidad en un documento en el que se señalaba que la entrada en el mercado de forma fehaciente del sector eléctrico se retrasaría cuanto menos hasta 2030, y que entonces tampoco tendría una implantación mayoritaria.

"En 2030, la flota de vehículos de pasajeros será un 25-30 % más eficiente de lo que es hoy en día y, aunque los vehículos eléctricos ganarán terreno, esta flota seguirá siendo abastecida mayoritariamente por combustibles fósiles", señalaba el informe.

A nivel internacional esta dicotomía entre las dudas sombre la competitividad del eléctrico en las petroleras también existe, aunque con excepciones. Shell, el gigante anglo-holandés, ha invertido en Sennon, un fabricante de baterías, “y también ha llegado a un acuerdo con Ionity (la red de carga de fabricantes como BMW, Daimler, Ford y Volkswagen), con más de 30.000 cargadores, para asentar su apuesta”, explican desde AEDIVE.

Otras compañías de repostaje con menor peso como la vasca AVIA han firmado acuerdos con Iberdrola para instalar sus 27 puntos de carga eléctricos en estaciones de varias autonomías; mientras los pequeños grupos independientes también hacen su parte. Por ejemplo, Zoilo Río, una empresa independiente aragonesa con 15 estaciones de servicio, de las que algunas operan bajo las marcas de Repsol y Cepsa ha instalado en una de sus estaciones de Zaragoza uno de los Supercharger de Tesla, el segundo que hay en toda la comunidad autónoma de Aragón, pero antes, en 2015, ya habían instalado una electrolinera convencional.

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