Desarrollan una nueva técnica de producción de baterías para mejorar el coche eléctrico

Desarrollan una nueva técnica de producción de baterías para mejorar el coche eléctrico

El coche eléctrico todavía tiene mucho recorrido por delante para que pueda considerarse como un sustituto de la movilidad actual, y en este sentido, los productores de baterías tienen mucho que decir, al ser este el componente más costoso en cualquiera alternativa eléctrica. Las baterías eléctricas no son todavía eficientes y los productores miran al grafeno como una alternativa a materias primas como el cobalto o el níquel, que están experimentando un fuerte incremento en el valor de su cotización.

En este sentido, ha surgido la posibilidad de desarrollar una nueva forma de producir el ánodo, uno de los componentes principales de cualquier equipo de baterías. Este sistema podría estar a punto de recibir el uso de una nueva serie de elementos que, de confirmarse en futuros estudios, nos llevaría muy cerca de conseguir mejoras en la producción de las baterías eléctricas.

La llegada de estas novedades estaría directamente relacionada con la mejora de la autonomía y el tiempo de recarga necesario para disfrutar de un mayor ciclo de uso; y el ánodo de la batería sería el foco de atención de esta innovación, según afirma Dina Fattakhova-Rohlfing, del Instituto de Energía e Investigación del Clima de Juelich.

Esta investigadora alemana está al mando de un proyecto que habría sido capaz de producir un ánodo que mejoraría de manera exponencial la tecnología que emplea la mayoría de los coches eléctricos. Al parecer, la instalación de nanopartículas de óxido de estaño enriquecidas con antimonio y la disposición de una capa de grafeno, habrían permitido gozar de mejoras exponenciales en términos de autonomía y tiempo de ciclo de carga.

Entre las conclusiones más relevantes del estudio, destaca que el ánodo ha conseguido una capacidad conductual mayor, al mismo tiempo que se obtiene hasta tres veces más de autonomía en el mismo tiempo de carga. En cualquier caso, la principal diferenciación está relacionada con la durabilidad de las baterías, ya que mejora el mantenimiento de la batería en un 77 % tras la realización de más de 1.000 ciclos de carga.

En términos prácticos, esto equivaldría a la realización de más de 400.000 kilómetros contando con que la autonomía fuese cercana a los 400 kilómetros por cada recarga.

Esta tecnología podría comenzar a introducirse en el mercado a medio plazo, ya que todavía deben realizarse nuevos estudios que terminen de constatar las mejoras que se están obteniendo. Pese a la inclusión de estas mejoras, el precio seguirá siendo la variable más destacada a la hora de valorar el precio de un automóvil, por lo que los fabricantes necesitan encontrar la manera de generar economías de escala con el propósito de incrementar la demanda de estas opciones.

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